BUCEAMOS EN EL MUSEO ATLÁNTICO
El Museo Atlántico es el primer museo subacuático de Europa. Se ha concebido como lugar para la preservación, conservación y educación del medio marino y la naturaleza, parte integral del sistema de valores humanos. El artista Jason de Caires es el creador del museo.
El proyecto museístico está creando un gran arrecife artificial formado por un conjunto de instalaciones escultóricas realizadas en hormigón de pH neutro que, con el transcurso del tiempo, servirán para incrementar la biomasa marina y facilitar la reproducción de las especies de la isla de Lanzarote. Consta de un total de 300 esculturas todas ellas son moldes de personas residentes en la isla.
El museo está ubicado a unos 14 metros de profundidad, próximo a la costa sur de Lanzarote, en la Bahía de Las Coloradas, un enclave elegido fundamentalmente por las características físicas del suelo submarino, abarcarcando una superficie de 2.500 m2 accesibles para buceadores y apneístas.
El museo está formado por 12 instalaciones construidas con materiales de pH neutro respetuoso con el medio ambiente, y todas las piezas han sido diseñadas para adaptarse a la vida marina endémica. El recorrido aspira a reflejar la contemporaneidad y nos traslada algunos interrogantes sobre el uso de los recursos naturales.
Alisos sub Lanzarote está reconocido como centro de buceo “Operador en el Museo Atlántico” por Los Centros de Arte, Cultura y Turismo de Lanzarote. Nuestros guías y centro de buceo están formados para operar en el Museo Atlántico
¿Cómo acceder?
La visita al Museo se puede reservar en horario de mañana o tarde. Si es por la mañana, se acompañará de una segunda inmersión en la zona. Si es por la tarde, será una inmersión simple. El acceso es en barco con un trayecto de entre 5 y 10 minutos de navegación desde el puerto hasta el Museo
Resumen de las esculturas
Los Jolateros
Una agrupación de niños en sus barquitas hechas con ojalata sacada de bidones, denominadas “jolateros”. Una referencia a esta tradición de Lanzarote y una metáfora de un posible futuro para nuestros niños, marcado por la precariedad que supondría navegar con una chapa.
Inmortal
Moldeada a partir de un pescador local de la isla de La Graciosa, en la costa norte de Lanzarote, la escultura la forman una serie de palos de hormigón que conforman una tradicional pira funeraria
La Balsa de la Lampedusa
Reflexión sobre la crisis humanitaria basada en la pintura de Gericáult, que representa una escena del naufragio de la fragata francesa Medusa en la costa de Mauritania, y el abandono que sufrió la tripulación. Un reconocimiento hacia aquellos que han perdido sus vidas en esa travesía.
Desconectado
Una pareja tomando un “selfie” nos sitúa en el uso de las nuevas tecnologías y la autorreferencialidad. Esta escultura, ubicada junto a La Balsa de Lampedusa, elude un momento trágico y lo convierte en acontecimiento “de fondo”, digno de ser registrado.
Cruzando el Rubicón
Esta obra está formada por un grupo de 35 figuras que caminan hacia un muro y una puerta bajo el mar, un límite entre dos realidades y un portal hacia el Océano Atlántico. Es un monumento al absurdo, una barrera disfuncional en medio de un vasto fluído, un espacio tridimensional que puede sobrepasarse en cualquier dirección.
Jardín Híbrido (varias piezas)
Fusionan naturaleza y humanidad a la vez que referencian la rica vegetación de Lanzarote. Esculturas mitad humanas, mitad cactus, constituyen una parte importante del jardín botánico.
El Portal
En el portal una joven híbrida mira hacia un gran espejo cuadrangular que refleja la superficie del océano en movimiento. El espejo se eleva sobre una serie de estructuras con forma de cactus que contienen pequeños compartimentos, “estaciones vivas” diseñadas para atraer pulpos, erizos de mar y alevines.
Desregulado
Desregulado es un parque infantil en el que juegan en un columpio y dos balancines, trajeados hombres de negocios ajenos al mundo natural.
Foto Op
De forma similar a la pareja “selfie”, los fotógrafos plantean un debate sobre el permanente registro de imágenes en las sociedades contemporáneas
La última pieza del Museo Atlántico es un remolino humano compuesto por 200 esculturas a tamaño real que crean una gran formación circular. La posición de las figuras da forma a un arrecife habitable por especies marinas y constituye una emotiva despedida para los visitantes al final del tour.